Los miserables (título original en francés: Les misérables) es una novela del político, poeta y escritor francés Victor Hugo publicada en 1862, considerada como una de las obras más conocidas del siglo XIX. La novela, de estilo romántico, plantea a través de su argumento un razonamiento sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión. El autor confesó que se había inspirado en Vidocq, criminal francés que se redimió y acabó inaugurando la Policía Nacional francesa, para crear a los dos protagonistas y que la historia de su país le había inspirado para situar el contexto histórico: por ello, los personajes viven la Rebelión de junio (1832) y los posteriores cambios políticos. Además, el autor analiza los estereotipos de aquel momento y muestra su oposición a la pena de muerte. En definitiva, esta novela es una defensa de los oprimidos, vivan en el lugar y momento histórico que vivan.
La obra nos habla de como la gente, en la vida real, tiene que hacer muchas cosas para sobrevivir incluso si son como robar para comer y poder sobrevivir.
Esta gente no lo hace porque quiera si no porque debe, ésto nos muestra que la economía hoy en día no favorece a nada, si acaso al gobierno, pero a nosotros la población nos perjudican y nos lleva a realizar ese tipo de cosas.
Mientras a consecuencia de las leyes y de las costumbres exista una condenación social, creando artificialmente, en plena civilización, infiernos, y complicando con una humana fatalidad el destino, que es divino; mientras no se resuelvan los tres problemas del siglo: la degradación del hombre por el proletariado, la decadencia de la mujer por el hambre, la atrofia del niño por las tinieblas; en tanto que en ciertas regiones sea posible la asfixia social; en otros términos y bajo un punto de vista más dilatado todavía, mientras haya sobre la tierra ignorancia y miseria, los libros de la naturaleza del presente podrán no ser inútiles.
Las faltas de las mujeres, de los hijos, de los criados, de los débiles, de los pobres y de los ignorantes, son las faltas de los maridos, de los padres, de los amos, de los fuertes, de los ricos y de los sabios. Si un alma sumida en las tinieblas comete un pecado, el culpado no es en realidad el que peca, sino el que no disipa las tinieblas.

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