Erase una vez un perrito que no sabía que hace ya que había perdido
su pelota en la fuente de el fraccionamiento, en realidad sí quería entrar a la
fuente pero tenía miedo de entrar y ahogarse, o que al mojarse sus amos ya no
lo quisieran, eso era su mayor miedo ya que el perrito conocía a un perrito que
sus dueños lo habían abandonado. No sabía si arriesgarse para seguir jugando o rendirse
e ir a casa y continuar como si nada.
Pasó una semana y la pelotita seguía ahí, el perro analizó y
se dio cuenta que no hay que darse por vencido, que hay que luchar por lo que
queremos y eso decidió.
Al día siguiente al despertar lo primero que hizo fue correr
hacía la fuente, al principio tuvo miedo de caer, pero pensó en lo mucho que
anhelaba tener de nuevo su pelota. Al entrar a la fuente se dio cuenta que no
era tan honda como él lo creía y fácilmente pudo sacar su pelota de la fuente.
De todo esto él aprendió a luchar por lo que quieres y no
darse por vencido. Cuando crees que algo va a salir mal, siempre hay algo que
te hace ver todo lo contrario.
muy cierto :D
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